Bordeando la rivera del Dordoña vale la pena callejear por Carennac. El pueblo conserva su aspecto medieval donde cada piedra cuenta una historia. Carennac forma parte de los denominados « Pueblos más bonitos de Francia » (« Plus Beau Village de France » categoría de la que gozan 150 pueblos galos) y al igual que Beaulieu sur Dordogne, citado anteriormente, mantiene un patrimonio religioso excepcionalmente bello. Este pueblo encantador se caracteriza por sus estrechas callejuelas y disfruta de una atmósfera de calma y misterio.

Su riqueza patrimonial se observa en sus casas renacentistas de ventanas esculpidas y en la complejidad visual que ofrece la maraña de tejados que se amontonan unos sobre otros. El priorato cluniciense del siglo XI donde vivió Fenelón parece reinar como el amo del lugar. Carennac forma parte del sello « Pays d’art et d’Histoire » , una denominación plenamente merecida por la belleza de su iglesia románica, de su claustro y del castillo de los decanos que les invitamos a descubrir. El pueblo se desarrolló a partir del siglo XI a partir de la fundación de un priorato decano de la abadía de Cluny. Aglutinado sobre las fortificaciones del monasterio, Carennac conserva hoy en día un claro aspecto medieval. La iglesia de Saint Pierre está dotado de un magnifico tímpano del siglo XIII. El claustro, reconstruido en el siglo XV después de la Guerra de los 100 años, guarda la famosa escultura del entierro de Cristo que data de finales del siglo XV.