Es conocida como la ciudad de las 7 torres. Martel gozaba en una época de una posición estratégica localizada en la intersección del antiguo eje Paris-Toulouse y este-oeste, por donde pasaba el comercio que venía de la Gironde y del Atlantico. La ciudad está asentada sobre la meseta calcárea que lleva su nombre. Su interés económico y religioso hizo de Martel un lugar codiciado por las altas instancias de la época personificadas en los vizcondes de Turenne que lo convertirán en un enclave comercial de renombre y una etapa imprescindible del peregrinaje a Rocamadour. Por la solidez de sus murallas Martel resiste bien a los ataques durante la guerra de los 100 años. Su poder económico hace que Martel se cure rápidamente las heridas sufridas durante esta larga guerra. 

En el siglo XV Martel se convierte una plaza judicial importante a nivel nacional ya que acoge a los oficiales y suboficiales que constituyen la « sénéchaussé » real. Esta nueva burguesía inicia la construcción de mansiones de arquitectura magistral y también de la iglesia de Saint Maur en el centro de la ciudad. Todo esto contribuye a que Martel sea hasta 1738 la ciudad más poblada del vizcondado de Turenne. Como consecuencia de la venta de la ciudad a la 

corona ésta pierde poder ya que pierde también todos los privilegios que le tenía acordados el vizconde. Martel se enfrenta entonces a la competencia de las ciudades vecinas y a la casi extinción del peregrinaje a Rocamadour. En el siglo XIX la agricultura y particularmente la trufa contribuirán a dar un nuevo impulso a la ciudad. Podrán admirar la bella plaza de la halle, construías en 1800, la iglesia de Saint Maur, el magistral palacio de la Raymondie que acoge hoy en día la oficina de turismo y el ayuntamiento de Martel así como otros edificios suntuosos de ricos detalles arquitectónicos que conforman la riqueza de la ciudad.